Yo no soy Pavel de Ángel Ortega arranca a base de sobresaltos y mamporros. Y risas. Sobre todo risas. Nos pone en el pellejo del propio Ángel en plena crisis creativa, y arrepentido ya de haber tomado una decisión tan estúpida como es haberse arrimado, en busca de aventuras e inspiración, a un amigo de la infancia cuya ocupación es de todo menos tranquila. Ah, y legal: el colega Pavel Kolsinski, entre otros recados, entrega sustancias de, digamos, potente adicción…
Yo no soy Pavel es un thriller gamberro, impactante, sangriento, por momentos ridículo y siempre visual (tarantinesco hasta decir basta). Una novela loquísima.
Este fragmento, narrado por Luis Alberto Martín, cuenta el momento en que Ángel Ortega y Pavel Kolsinski sellan, sin pretenderlo, su eterna amistad.
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